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La nube y el camino hacia la mejora iterativa empresarial

Juan Olier, Socio Líder de Cloud en EY Colombia y Líder de Technology Transformation en EY Latinoamérica Norte

La pandemia por COVID-19 obligó a la mayoría de las empresas a acelerar sus procesos de digitalización. Algunas lo realizaron con mayor convicción, mientras otras se vieron más presionadas. Sin embargo, lo realizaron y tendrán que seguir por esa vía. Ahora, será fundamental tener un asesoramiento indicado, en el que se consideren las implicaciones técnicas, financieras y operativas.

La nube es uno de esos conceptos cada vez más recurrentes cuando se habla de digitalización y, sin duda alguna, es una de las piezas fundamentales en esta industria. De hecho, el 94% de las organizaciones ahora utilizan algún tipo de tecnología en la nube, mientras se estima que para el 2026 el gasto en la nube pública sea superior al 45%[1]. No obstante, así como la nube puede ser una herramienta provechosa para la compañía, también puede suponer nuevos problemas.

Para evitar aquellos inconvenientes será indispensable tener en consideración algunos aspectos en la adopción de la nube. En primer lugar, se tendrá que identificar las prioridades organizacionales y las necesidades del negocio, lo que permitirá identificar el mejor proveedor de la nube, además del ritmo y la forma con la que se adaptará en la institución. Simultáneamente se deberá considerar el impacto financiero del proceso de acogimiento de ella, para comprender oportunamente los beneficios cuantitativos y cualitativos.

Por otra parte, existen una serie de actividades que facilitan la comprensión del panorama óptimo para el uso de la nube en la empresa. Inicialmente, se tendrá que conocer la arquitectura de la nube, para luego realizar una configuración que permita su control sin inconveniente alguno, permitiendo que los lineamientos que rigen su creación y crecimiento sean oportunos. A la vez, se tendrá que trabajar en una estrategia que permita el monitoreo de los servicios, acompañada de métricas enfocadas en la operación y los controles de seguridad.

La habilitación de nuevas tecnologías suele ser una oportunidad para la compañía, aunque suponga un costo. En ese sentido, el impacto financiero que puede generar una adaptación de la nube es determinante e ineludible. Por tal razón, tener una visión completa que identifique impactos ayudará a la toma de decisiones congruentes respecto a los lineamientos, estándares y políticas que se tendrán en cuenta para su adopción y, por lo tanto, logrará que el impacto financiero sea favorable para la compañía.  

La nube, a mí parecer, es una gran oportunidad para lograr mayor eficiencia y optimizar un sinnúmero de procesos en la organización; sin embargo, se debe contar con un análisis detallado de las implicaciones técnicas, financieras y operativas, procurando que exista una coherencia con la visión de la organización y generando una tracción mayor orientada hacia la misma dirección. Igualmente, la renovación tecnológica y la evolución de metodologías ágiles, además de sacar el mejor provecho de las capacidades de la nube, nos proponen formas más eficientes de operar y que representan un modelo de mejora iterativa dentro de la organización.

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