Imagen: Bachillerato Internacional – 2021
Compartimos el artículo escrito por Eleni Vardaki, Docente, que habla
de cómo los alumnos pueden manejar el stress escolar. Esta es la transcripción
completa:
“Uno de los mayores desencadenantes de estrés para las personas en
2020 (incluidos los alumnos del Programa del Diploma del IB) ha sido tener que
aceptar que hay muchas cosas que están fuera de nuestro control. No podemos
controlar las decisiones que toma el gobierno para hacer frente a la pandemia
de la COVID-19 (coronavirus). No podemos controlar el cierre de los colegios,
el tiempo que permanecerán cerrados ni las medidas de seguridad para su
reapertura. No podemos controlar las decisiones sobre cómo se adaptará y
evaluará el currículo a medida que las organizaciones van haciendo frente a las
circunstancias imprevistas en diferentes partes del mundo.
Para los alumnos del Programa del Diploma, la sensación de falta de
control ya estaba presente en sus vidas debido a las exigencias del currículo
del IB sobre su tiempo, energía y atención. Si a esto le añadimos todos los
factores externos que están sucediendo en el mundo y que no podemos controlar,
el estrés de ser alumno durante esta época es enorme.
Creo que una de las lecciones que podemos aprender de la pandemia es
la importancia de centrarnos en aquello que sí podemos controlar. Debes dejar
de perder tiempo y energía preocupándote por lo que no puedes controlar, y
canalizar esa energía en las cosas que sí están bajo tu control. Puedes empezar
por tus pensamientos, comportamientos y hábitos, es decir, decidiendo a qué
dedicar el tiempo. ¿Estás concentrado en las percepciones negativas de tu
situación (ideas que realmente no te llevan a ninguna parte o te hacen dar
vueltas en círculos)? ¿O aprovechas los desafíos que enfrentas como una
oportunidad para crecer y desarrollarte como persona y como alumno?
En este artículo, invito a los alumnos a que se hagan algunas
preguntas creadas para ayudarlos a centrarse en las cosas que pueden controlar.
Puedes hacerte estas preguntas a ti mismo, como un breve chequeo, para detectar
en qué áreas necesitas prestar más atención. Las preguntas se dividen en cinco
categorías: el estrés por exámenes, por malos hábitos, por relaciones, por una
actitud fatalista ante el futuro y por malas experiencias.
1. Estrés por exámenes
Este tipo de estrés suele formar parte del “pánico escénico”.
Podemos sentir pánico escénico al participar en una competencia deportiva o
cuando tenemos que hacer una presentación o una tarea importante, como escribir
un trabajo. Es decir, en cualquier situación donde nuestro desempeño se ve
evaluado de alguna forma. Por lo tanto, he aquí algunas preguntas que puedes
hacerte para reflexionar sobre la ansiedad que te causan los exámenes y evaluar
si necesitas apoyo profesional para reducir el estrés:
¿Qué asignaturas me generan más estrés o ansiedad?
¿Cuándo empecé a sufrir ataques de ansiedad o ataques de pánico
antes de una prueba o un examen importante?
¿Existe la posibilidad de que el estrés del examen me impida
demostrar lo que sé?
2. Estrés por malos hábitos
¿He desarrollado malos hábitos de sueño durante mi estudio que
pueden obstaculizar el logro de mis posibles objetivos educativos (por ejemplo,
quedarme estudiando toda la noche para un examen, luchar para conciliar el
sueño antes de medianoche o recurrir a pastillas, como somníferos, como
solución rápida)?
¿He desarrollado malos hábitos alimenticios que pueden obstaculizar
mi capacidad para concentrarme mejor (por ejemplo, comer por estrés o por
motivos emocionales, olvidarme de comer o recurrir con frecuencia a la “comida
reconfortante”, como la comida basura y el azúcar procesado, debido al estrés)?
¿He desarrollado una relación poco saludable con la tecnología que
puede estar obstaculizando el logro de mis objetivos (es decir, desarrollar
adicción a las redes sociales, permitir que las aplicaciones me distraigan del
estudio y me desconcentren, ver Netflix de forma compulsiva o jugar a
videojuegos durante muchas horas)?
3. Estrés por relaciones
¿Soy feliz en la relación que tengo con mis amigos y compañeros?
¿Soy feliz en mi vida amorosa?
¿Qué relaciones en mi vida me parecen que son poco saludables o
tóxicas y pueden estar agotando mi capacidad de concentrarme en alcanzar mis
objetivos?
4. Estrés por una actitud fatalista ante el futuro
¿Estoy dispuesto a seguir un plan B o un plan C si no ocurre lo que
quiero, o sentiré que el mundo se derrumba si no obtengo las calificaciones
necesarias para concretar mi plan inicial?
¿Soy una persona obstinada en su forma de pensar o tengo la
flexibilidad intelectual para evitar preocuparme de manera excesiva sobre el
futuro, de modo que pueda considerar todas mis opciones desde una perspectiva
más fundamentada?
¿Me encuentro atrapado en una espiral de pensamientos negativos que
me impiden concentrarme y estudiar de manera eficaz?
5. Estrés por malas experiencias
¿He tenido malas experiencias en el colegio en el pasado que han
destruido mi confianza y autoestima académica?
¿Siento que estoy condenado a que me vaya mal en las pruebas y los
exámenes porque no me ha ido bien antes?
¿El miedo a sufrir un ataque de pánico o a que la mente me quede en
blanco me impide concentrarme en mi educación?
Por último, si bien no menos importante, pregúntate si te ayudaría
recibir apoyo profesional para trabajar en la recuperación de tu confianza y
autoestima o para cambiar un mal hábito (ya sea una forma de pensamiento
negativo, como tener una actitud fatalista ante el futuro, o malos hábitos de
sueño).
“No es fácil abrirse a alguien y hablar de las cosas que te estresan
de una manera constructiva y dirigida a resolver el problema”.
La sociedad nos ha hecho creer que solo las personas “débiles” piden
ayuda, lo cual es sencillamente falso. La verdad es que hay que tener mucho
valor para acudir a alguien y pedir ayuda profesional. No es fácil abrirse a
alguien y hablar de las cosas que te estresan de una manera constructiva y
dirigida a resolver el problema. Muchos alumnos del IB eligen compadecerse de
su estrés y aferrarse a él, a veces incluso como una especie de “insignia de
honor”. Tienes que estar dispuesto a asumir la responsabilidad de tu vida, tus
sentimientos, tu salud y tu bienestar para llegar al punto de tener el valor de
pedir ayuda, y eso requiere fortaleza.
Si estudias en un Colegio del Mundo del IB que tiene un asesor
escolar a tiempo completo o parcial, ponte en contacto con él o ella para que
te enseñe a aliviar el estrés, y a prepararte mental y psicológicamente para
tener un buen desempeño en el colegio. Pídeles consejos a tus profesores sobre
cómo mejorar tus hábitos de estudio y cuidado emocional al final de la clase.
También puedes pedirles consejos a tus amigos, tu comunidad local y tu familia.
Puedes tomar clases de yoga o de conciencia plena para adolescentes a fin de
aprender nuevas técnicas para aliviar el estrés y centrarte en tus objetivos y
sueños.
No sufras en silencio. Se necesita algo más que profesores y tutores
privados para lograr un buen desempeño académico. Tu mente es importante. Tus
hábitos son importantes. Tu estado emocional es importante. Aprovecha esta
oportunidad para aprender más sobre cómo mejorar tus habilidades, tus hábitos
de estudio y tu cuidado emocional. Te lo agradecerás en el futuro.
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