Imagen: CMS Rodríguez-Azuero – 2020
Si bien el Gobierno Nacional ha realizado enormes esfuerzos durante los
últimos meses para permitir a los colombianos trabajar y estudiar desde casa,
ofreciendo alivios a las empresas de telecomunicaciones para mejorar el
despliegue de nueva infraestructura, eliminar el IVA en el servicio de internet
y subsidiar un buen porcentaje de conectividad para estratos 1, 2 y 3, aún hay
grandes rezagos en la materia.
De acuerdo con la ministra de las TIC Karen Abudinen, a junio de este
año, el país contaba con un 53% de conectividad, un grave problema para la
telemedicina, también llamada Telesalud, que fue pensada inicialmente para
impactar las regiones.
“En su momento, en un país como Colombia, el fundamento principal para
establecer un sistema de telesalud fue garantizar la atención a larga distancia
(por video o imágenes) para asegurar la prestación de los servicios de salud de
manera oportuna a la población que, por razones geográficas o económicas, no
pueden acceder fácilmente a un centro de salud, sobre todo en medio de la
pandemia; pero, si no existe conectividad, su incidencia en el fin principal va
a ser casi nulo”, explicó Karl Mutter, socio de CMS Rodríguez-Azuero.
De esta manera, para que la telemedicina se posicione como la primera
opción en salud y proteja a los pacientes que no tienen necesidad de ir a un
centro médico, el principal reto es la infraestructura. “Todos los involucrados
con esta herramienta necesitan en uno u otro nivel, por lo menos, un celular
inteligente con acceso a Internet (esto para los pacientes). Pero, para los
profesionales de la salud y las instituciones médicas, se requiere la
capacitación y creación de programas especiales con acceso seguro a historias
clínicas y alta capacidad de procesamiento de datos para manejar documentos muy
pesados como, por ejemplo, imágenes radiológicas en alta resolución”, comenta
Mutter.
Hasta hace poco, la telemedicina estaba enfocada en otro tipo de
contextos y pacientes. Ahora, una persona en una ciudad principal, con acceso
directo a médicos y especialistas que nunca hubiera necesitado de servicios de
telemedicina, es un usuario potencial. El gran desafío es que, en el contexto
actual, para ciertas consultas la telemedicina es la única opción.
Adicionalmente, se requieren esfuerzos en educación y concientización
para todos, pues en un tema tan sensible como la salud, la gente aun prefiere y
confía en la consulta presencial.
Sin embargo, no todo es negativo: según explica el experto, para las
regiones más alejadas, la necesidad de la telemedicina no cambia con la
pandemia, pero si la vuelve a hacer visible. “Es una buena oportunidad,
entonces, para retomar y acelerar estos esfuerzos que lo que hacen es reforzar
los servicios de salud en zonas apartadas y en zonas urbanas liberar ciertos
recursos del sistema de salud”.
Ya existen algunos avances, como la flexibilización para actividades de
Telesalud, temas de protección de datos personales -Ley 1581 de 2012- , temas
de reglamentación de acceso y uso de los mensajes de datos, del comercio
electrónico y de las firmas digitales; así como la implementación de
plataformas digitales accesibles con estándares básicos de audio y video que
permiten el diagnóstico y seguimiento del paciente, sin que sea necesario
cumplir los estándares técnicos exigidos normalmente en el sistema, “que son
necesarios, importantes, dan muestras de un buen futuro, pero no solucionan el
problema de fondo”, advierte Mutter.
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